Para ser eficaz en términos de vitalidad, la dieta cetogénica requiere no estar en la "zona gris", que se caracteriza por una ingesta simultánea insuficiente de grasas y apenas suficiente de hidratos de carbono, lo que dificulta la cetosis pero no proporciona suficiente energía en forma de hidratos de carbono. Por el contrario, un deportista experimentado que siga una dieta ceto podría teóricamente realizar un aporte cíclico mucho mayor de hidratos de carbono (¡y no sólo suficiente! ~ 100gr) después de un entrenamiento intenso, como el culturismo, para recargar las reservas de glucógeno muscular y mejorar el rendimiento, sin tener dificultades para volver a la cetosis varias horas o días después. Esta forma de proceder es una hipótesis, una vía por explorar, que algunos deportistas con tendencia cetogénica denominan flexibilidad metabólica, es decir, la capacidad de pasar de un combustible a otro con bastante rapidez, una capacidad de la que pocos pueden presumir.