Todo lo que debe saber sobre el yodo: funciones, necesidades y fuentes alimentarias

El yodo es esencial para la producción de hormonas tiroideas y es un oligoelemento que el organismo necesita a lo largo de toda la vida. El yodo interviene en la formación del sistema nervioso en el feto, durante la pubertad y hasta la edad adulta. Más información sobre este oligoelemento, sus beneficios, las mejores fuentes naturales y los riesgos de su carencia o exceso.

Características del yodo

El yodo es un micronutriente esencial para el funcionamiento de nuestro organismo. Es uno de los principales componentes de las hormonas tiroideas, responsables del metabolismo básico, la regulación de la temperatura corporal, la reproducción, la producción de células sanguíneas, el crecimiento, la función muscular y el desarrollo del sistema nervioso.

Beneficios del yodo para el organismo

Desde el momento en que un bebé es concebido en el vientre de su madre, el yodo garantiza la producción de hormonas tiroideas, esenciales para la glándula tiroides. Estas hormonas controlan el proceso de crecimiento y maduración celular. También intervienen en el desarrollo del cerebro.

Estas hormonas son esenciales para el organismo durante toda su existencia, ya que regulan la termogénesis (producción de calor para mantener la temperatura corporal a 37°) y el metabolismo energético (nivel de gasto calórico). Modulan la síntesis de proteínas.

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Las principales fuentes de yodo en los alimentos

El contenido de yodo de los alimentos depende esencialmente de nuestras pautas de consumo, así como de las condiciones culturales, geográficas, terrestres y químicas.

Los alimentos más ricos en yodo son el marisco, los huevos, las algas y los productos lácteos, sobre todo los líquidos, como la leche. Pero el yodo también es excepcionalmente alto en la sal enriquecida con yodo y en todos los alimentos a los que se ha añadido sal o yodo.

Alimentación

Contenido en yodo (µg/100g)

Eglefino

116
Bígaro o almeja cocida

80

Bocina cocida

114
Bacalao cocido

120

Cangrejo cocido o pastel de cangrejo

100
Queso de oveja de los Pirineos

124

Conservas de hígado de bacalao

368
Ostra

88

Leche de cabra

25
Leche de vaca, queso fresco o yogur natural

13 à 20

Molde horneado

195
Bacaladilla cocida

80

Bacalao cocido

116
Pan integral

31

Roquefort

52
Sal yodada

1860

Conservas de sardinas en aceite

71
Atún cocido

150

Ingesta diaria recomendada de yodo

La ingesta diaria recomendada de yodo es de unos 150µg/día para un adulto.

Edad

Ingesta alimentaria recomendada de yodo (µg/día)
Niños de 1 a 3 años

90

Niños de 4 a 8 años

90
Niños de 9 a 13 años

120

Adolescentes de 14 a 18 años

150
Adultos mayores de 18 años

150

Mujer embarazada

220
Madres lactantes

290

La ingesta diaria de yodo de los deportistas puede aumentarse en 50 µg, sobre todo en el caso de los que practican actividades que implican mucha sudoración.

Los fumadores también tienen una gran necesidad de yodo, debido a ciertos compuestos (tiocianatos) presentes en el humo, que reducen su captación por la glándula tiroides. Lo mismo ocurre con las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.

Carencia y saturación de yodo en el organismo

Por consiguiente, la disponibilidad de sal de mesa yodada en el mercado reduce el riesgo de carencia de yodo en muchos países. Los raros casos observados se manifiestan a través de una producción insuficiente de hormonas tiroideas, lo que puede causar retraso mental, hipotiroidismo y trastornos del desarrollo y el crecimiento. En todos los casos, la carencia de yodo puede corregirse para restablecer la función tiroidea.

Las personas más propensas a sufrir carencia de yodo son los vegetarianos y veganos, las mujeres en edad fértil, especialmente las que se preparan para dar a luz, las embarazadas y las madres lactantes. Una simple consulta con un dietista o un médico puede determinar si usted pertenece a una categoría de riesgo de carencia de yodo.

El exceso de yodo puede controlarse con una dieta equilibrada. Superar el nivel de ingesta máxima tolerable (UL) puede provocar hipo o hipertiroidismo, cáncer de tiroides, tiroiditis o reacciones de hipersensibilidad. Por tanto, hay que extremar las precauciones a la hora de tomar suplementos.

Tenga en cuenta que el límite de dosis segura está fijado en 600 mg al día para un adulto. Este límite se alcanza fácilmente a través de la ingesta alimentaria diaria y el uso de sal yodada. Por tanto, rara vez es aconsejable tomar suplementos de yodo. No obstante, siempre es aconsejable consultar a un dietista para asegurarse de que se consume suficiente yodo a diario, sobre todo en determinados casos especiales.

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Capítulo anterior: el fluor.

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